jueves, 28 de abril de 2011

La zona cero II


Semanas después volvemos a la zona cero, no ha cambiado mucho.
Hacemos una intentona despuntando el sol, el mar está tranquilo, a penas hay olas.
Pasados unos minutos en la lejanía, comienzan a aglomerarse los pájaros, delatando la presencia de peces pasto en la superficie. Imagino la presencia depredadora de sierras entre otros... mientras, los señuelos en el agua sin tocar escama.
¡Que espectáculo! varias decenas de pájaros se han acercado más a la orilla. A más no tardar Marcus da el primer cachete, la ligera pero intensa curvatura de su caña, revela que un predador ha tomado su señuelo por
desayuno. Baila que no igual a danza, entiéndase por el pez que, muy apreciado, ya esta en la húmeda arena, dispuesta ella y quien la capturó, para que se les retratara.
La pajarera ahora está dividid
a en varias mesnadas, allá otrora acá... en la superficie no hay embates, no veo la ansiada irrupción perturbadora del matador.
De pronto ya no hay pájaros, el cielo a quedado limpio de ellos.
Mi aliado envía al mismo señuelo atractivo, que cautivo
a la puntactus, no tarda más en reproducir la misma escena anterior. Un forcejeo corto y otra baila jornalera para el bodegón pictórico de la jo

rnada que no dio para más pero, si para comer.

jueves, 21 de abril de 2011

Fly Vs Spinning


He quedado con Marek.
Entramos en la orilla cuando el sol naciente volvería a darnos su calor de vida.
Quería él probar sus moscas, donde el viento no le estorbara y yo... pasar un rato alejado de lo cotidiano.
Acordamos que, la acción la desarrollaríamos entre los nuevos diques y poco más tarde, pasar a las aguas abiertas. Aprovechando la poca actividad, le grabo un vídeo, le hago unas retraterías a su gusto y él... no se da por vencido e insiste.
Más tarde, ya convencido le arrastro hasta un lugar en aguas abiertas, donde las olas trabajan la orilla. El viento, su enemigo, se presenta con una brisa, aun no molesta a Marek, pero sobre el horizonte se le ve venir.
Le animo y comenzamos. El mosquero no tarda en clavar una loba de buen ver, grabación de vídeo de nuevo, aparece el enteradillo de turno, que solicita le sea dada la captura, un NO, rotundo de Marek y la devuelve al agua. ¡Captura y suelta! comento con el enteradillo y este empieza un discurso universal sobre lógicas de consumo, le dejo con la palabra en la boca.
Ahora me toca a mí... en varios lances seguidos clavo otras tantas bailas pequeñas, el mosquero me ve, se pone a mi lado, el viento se opone a su idea. Son las 09:30; hora de marcharse.

Regreso a la zona cero

Han pasado ya unos meses desde la última visita a la orilla.
Varias borrascas han vuelto a destrozar la playa de Maspalomas gracias a la mano inteligente de algunos ¡desgraciados políticos!
Varias incursiones en la zona cero sin éxito. La vida se ha extinguido, los erizos de mar, comienzan a colonizar lo que antes era un hábitat ya desequilibrado.

¿Que hay de nuevo vieja?


Después de, el último cero, decidí volver a la fuente original donde las bailas, lubinas y pejerrey campan y luchan por su supremacía.
Esta mañana amaneció algo ventosa, promesa de mayor actividad y comencé a releer la orilla metro a metro.
El viento acrescente empujaba las olas, y estas a su vez, rompían en la orilla revolviendo el fondo arenoso que, remezclado con la espuma blanca y salada creaban el cuadro perfecto. La imagen de toda la orilla en estas condiciones, animaba seguir insistiendo pese a Eolo.
Con el agua a la cintura y jugando con las olas, lanzaba una y otra vez.
Una fina capa de partículas de agua, impregnaba mi rostro. Un mosquero que resultó ser Marek, luchaba por hacer llegar su fly line al lugar idóneo.
Con el viento arreciando, sin dejar de lanzar horizontalmente el Aile Magnet en su contra, trataba de hacer llegar el señuelo detrás de la ola, recobrando la linea despacio. Un parón en seco y la bobina comienza a girar rápidamente, doy un cachete y comienza un pequeño combate.
¿Que hay de nuevo vieja? le comente cuando la tuve entre mis manos.

Actividad cero


Vueltas a las andadas, buscando alguna que otra emoción en la orilla decidimos probar una zona que meses atrás muy, de mañana me sorprendió.
No propusimos empezar en una zona algo alejada, acercándonos poco a poco, como el que no quiere levantar sospechas sobre sus intenciones, hasta llegar a aquella playa. Mientra nos acercábamos obteníamos alguna que otra captura pequeña que devolvíamos a su medio, parecía que a cada metro la incursión prometía algo más "la zona caliente".
Que iluso... Ya estábamos en el último tramo, llegamos hasta allí sin ningún intento por parte de los pejes de atacar a los señuelos y la mar parecía calmarse cada vez más, y así, poco a poco, se fue diluyendo la tarde sin obtener de los pejes ninguna concesión a regalarnos ni siquiera la visión de su presencia y menos la de un ataque.
Otro cero patatero al termómetro de las capturas.