martes, 5 de junio de 2012

Sobre palmitos y presentimientos

 Un palpito, un presentimiento... esa cosa que interiormente te llama y te dice que debes ir justo esta tarde a la orilla del mar.


Reposadas las viandas del día, salí en pos de la brisa salitrosa, la arena y la espuma, todo un placer relajante. El Morro de Colchas andaba revuelto en toda la media agua que se extendía varios centenares de metros. Las olas no tenían dirección, movían el fondo creando claros y marrones. La espuma blanca añadía el marco perfecto. Un caos aparecía ante mí y me dispuse a aprovecharlo.
Atalaya

 Toca el agua un Caperlan12F y sucede que a su alrededor varias formas oscuras y fantasmales aparecen, quise creer que por la acción del señuelo... y no estoy seguro, si las olas y la corriente impidieron un ataque haciéndole invisible. El Caperlan, un señuelo muy ligero vuela gracias a la brisa que viene del Sur-Oeste. Ganando metros, porfiando a la gravedad vuelve al agua lejos y comienza sinuoso su nadar entre el caos que el mar sostiene allí. 

  Con la ayuda de la Princes y del Stradic 2500; le traigo recuperando metros sin apurarle, la corriente opositora hace trabajar mucho mejor al Caperlan que no tarda en ser interceptado. El depredador, engañado y sorprendido trata de darse a la fuga sacando unos pocos metros pero, de nada le sirve y poco a poco se aviene a la rendición la loba atrevida que termina varada en la arena para deleite de su apresador que la fotografía con mimo y la devuelve a su habitat.
La loba grande
Uno de los triples ha sufrido una rotura, el Caperlan es sustiuido entonces por un Hardcore Minnow130F. Este señuelo me ha dado buenas jornadas y no tarda en volver a la orilla con otra lubina, esta un poco más atrevida y grande que se viene a casa junto a otra que poco después da la batalla corriendo de acá para allá. 

Tenga o no el presentimiento volveré pero, será mañana, otro día.