martes, 10 de enero de 2012

La Luna y las lobas

Esperábamos de nuevo que la meteorología y condiciones del mar se volvieran a repetir. Volver a tentar de nuevo a las grandes lobas era harto difícil y más, duplicar aquella acción previa a la Navidad pasada. Pero que más daba, Lo importante era compartir un lapso de la tarde con el amigo y disfrutarla, lanzando los artefactos descendientes de los primigenios inventados por un tal Lauri Rapala.

El Mar estaba aun bajo los efectos de la pasada pleamar cuando entramos en el medio salobre que hallamos frío, aun estando equipados con nuestros vadeadores lo notábamos en nuestras piernas, sin ellos y de otro modo, hubiese sido imposible sobrellevar la tarde. Las condiciones eran parecidas e idóneas pero, quizás no contábamos con la Luna cuya influencia siempre está presente.

La máxima que mi padre y tíos me insuflasen desde niño también influía un poco en mi ánimo. Ellos, pescadores de orilla con caña de bambú y Sagarra, sabios por experiencias duras sabían que, con llena o nueva, grandes son las mareas; mareas de pulpo y morena y no de caña pues el pez rehusa entrar a la orilla. Esa era una de las premisas que siempre tenían presente cuando entonces decidían ir. Pero me daba igual en esta ocación, la orilla está cada vez más cara, me refiero al tiempo libre del que dispones.


Diez minutos después de estar proyectando con la vara el engaño artificial, entró por fin una mediana lubina. La disfrute en la poca resistencia que ofreció, a mi juicio que no estaba por la labor de querer ser libre pues note diferencias con otras de igual calibre. Al poco de guardarla Marcus pego otra de párvulo, indicativo de que debíamos levantar el campo de acción y trasladarlo unos cientos de metros más arriba.

Y allí, sobre una punta de piedra nos apostamos a lanzar y Marcus obtuvo los primeros ataques, en uno de ellos quedo otra loba enganchada, fotografía y al charco para mantenerla viva. La Luna ya venía saliendo, los ataque decrecieron. Decidimos liberar a la mediana y volver sobre nuestros pasos a otro escenario cercano donde casi nos sorprende la noche.

Las grandes lobas parecen que estuvieron merodeando la punta por la mañana. Puede que remontando la corriente consecuencia del Alisio... puede.