jueves, 17 de octubre de 2013

De gran Canaria a Lanzarote, como un lance corto, muy corto.

Fotografía de: Rafael R.
UN POCO DE HISTORIA
Lancelotto Malocello (1270-1336); fue un comerciante, navegante y explorador italiano de la República de Génova considerado como el redescubridor de las islas Canarias y de quien probablemente lleva su nombre la isla de Lanzarote, a donde llegó en el 1312; permaneciendo allí durante al menos veinte años.
LA ISLA
Lanzarote, la más septentrional y oriental del archipiélago, la cuna del desaparecido César Manrique, (1919-1992) de casas de paredes de cal, puertas y ventanas verdes y tejados de teja que se funden en un paisaje desolado y... ¿cual más hermoso?. Isla de volcanes, de flora y fauna plagada de endemismos y especies en peligro de extinción, de vinos de La Geria, de carne de cabra y pescado, de crujiente de morena y gambas de La Santa, de arenas blancas y negras bañadas por el Atlántico, abrazada por los Alisios y amada por el Sol, nos ofreció una vez más la oportunidad de conocerla un poco más y mejor a parte de pescarla.
Fotografías de: Marcus M. con Matías W.
Fotografía de: Marcus M.
LOS PLANES
Al abrigo del Risco de Famara, improvisamos un recorrido para pescar en sus playas y en sus arrecifes. Desde allí, nuestra primera salida rumbo al norte atravesando La Villa Teguise el más extenso de la isla y declarada en los años 80 Conjunto Arquitectónico Histórico-Artístico. Retomando el camino en dirección Teseguite y Guatisa donde se encuentra otra de las obras de César Manrique "El Jardin de Cactus"bajando en dirección Arrieta para recorrer la costa rodeando el Malpaís de La Corona hacia Orzola en el norte, donde pescamos en la playa surfera de Cantería o de Atrás de fuertes corrientes y oleaje, cercana al punto más septentrional de la isla, La Punta Farión. Aquín en esta playa, dos reinas del hábitat marino, dos lobas enormes fueron destronadas para deleite de nuestro paladar.
Fotografía de: Rafael R. con Marcus M.
La segunda salida la realizamos en dirección a Playa Blanca en el sur. Pasando por Teguise, bordeamos el Parque Natural de los Volcanes al encuentro de La Geria y poco después a dos kilómetros antes de Yaiza, pasamos por Uga, pueblo agrícola y ganadero, albergue de casi todos los camellos que parten hacia Timanfaya y donde existe curiosamente un ahumadero de salmón, aunque parezca extraño dado el carácter del lugar. Dejada atrás Yaiza, nos dirigimos hacia El Golfo buscando el lugar idóneo para pescar.  Pasamos de largo por Los Hervideros otro espacio singular por cuyo sendero me gustaría un día caminar para ver el espectáculo del bravo mar... y entramos en Las Salinas de Janubio, un espacio natural protegido, este lugar es una acuarela natural, producto de las erupciones de Timanfaya. Aquí, delante de su laguna nos detenemos para pescar en su playa de arenas negras y pequeños cayaos que el mar ha ido erosionando, dando forma a redondos perdigones de lava que al caminar descalzo sobre ellos alivian los pies y por ende el cuerpo y el alma míos. En esta playa abaes (Mycteroperca fusca) y hasta cabrillas (Serranus cabrilla); levantaron una exclamación de sorpresa por nuestra parte. Siempre de singular belleza los colores de estas dos especies son admirados por quien escribe estas líneas. Casi un tirón de orejas me llevé por parte de uno de mis compañeros por no fotografiar a la cabrilla pero, no podía dejarla morir pues mi equipo en aquel momento estaba lejos.
Fotografía y captura de: Marcus M.
Fotografía de: Rafael R. con Matías W.
Más tarde dejamos Janubio y tierra adentro Las Breñas, avanzando hacia el sur. A nuestra derecha aquella parte de la costa, con pequeñas y profundas calas me parecía una amalgama de colores y formas iluminadas por el Sol majorero.
Fotografía de: Rafael R. con Marcus M.
EL DESCANSO
Cayó la tarde y regresamos a Famara, nuestra base de descanso. Fuimos tres que, teniendo siempre al espectacular paisaje por testigo, al Sol y el Alisio por modeladores que hora trás hora nos curtían la piel, como si ambos quisieran lisonjeramente convencernos para que nos quedáramos para siempre en la tierra Majorera. Fuimos tres... y yo enamorado quedé de Lanzarote como antaño de su hermana Fuerteventura. Su gente está orgullosa, se palpa la conciencia medioambiental aunque algunos sigan ciegos e ignorantes del legado de César.
Al regreso de cada jornada se endulzaban los equipos y se atendía la necesidad humana de liberar los cuerpos de salitre y sudor. Ya caída la noche, solo la brisa del mar, un pequeño ratón, una araña y un perenquén, acompañaban la tertulia animada y relajada del trío, tertulia que continuaba más allá de la media noche, con el alivio de algún combinado que desataba aún más el humor y las anécdotas y a la mañana siguiente...
Fotografía de: Marcus M. con Rafael R.
LA PESCA
Las bailas (Dicentrarchus puntactus),  principal objetivo de nuestra expedición, cercanas normalmente a la orilla, andaban lejanas y muy pocas se capturaron cerca. Lo contrario ocurrió con otras especies que no por inesperadas entraron muy cerca. Lubinas (Dicentrarchus Labrax) y pejerrey (Pomatomus saltatrix) no extrañaron tanto pero, los abaes y cabrillas sorprendieron.
Fotografía de: Rafael R. con Marcus M.
Fotografía de: Marcus M. con Rafael R.
Fotografía de: Marcus M. con Matías W.
EL RESUMEN
Debí acortar las pausas en los descansos y alargar al máximo el tiempo dedicado al lanza y recoge buscando al pez inapetente y desinteresado en los señuelos porque, estaban allí, en ocasiones cerca y en otras lejos pero al alcance. Siempre me ocurre lo mismo, me quedo corto e insatisfecho, con una sensación de vacío o de no haber realizado o puesto más empeño ante un nuevo reto como fue Lanzarote. Tres días allí se fueron en un abrir y cerrar de ojos. De Gran Canaria a Lanzarote, como una lance corto, muy corto.
Fotografía de: Marcus M.
Dedicado a todos. ¡Por una pesca responsable!
¡Un saludo!

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