domingo, 22 de agosto de 2010

Crónica de 15 de Agosto. El contrataque



No podíamos quedarnos atrás. Nosotros los viejitos, reivindicamos nuestro puesto en la orilla y damos un puñetazo en la mesa, llamando al orden a los jovenzuelos que tratan de desplazarnos de nuestro ranking de experiencia y vetaranía. Faltaría más.
La verdad es que andábamos de mal en peor. En los últimos días los jóvenes nos estaban dando pal pelo, con sus capturas casi a diario. Nuestra excusa de trabajo mañanero, en pleno agosto, justificaba nuestra ausencia de la orilla, pero no así. La tan ansiada tarde que por lo normal la tenemos libre, se nos antojaba a Marcus y a mí, como la oportunidad de reivindicarnos y así fue.

Dejándonos caer a lo zorro, sin previo aviso de ataque, como haría cualquier caballero de florete y saludo cortés, nos fuimos a la playa en pos de nuestras capturas, justificantes de nuestras reivindicaciones con las que acallaríamos al resto de la galería. He aquí, el muestrario de nuestro medallero lubinero.

Chicos, aquí estamos y estaremos, siempre.

Crónica de 14 de Agosto. Invasión



Las cinco de la madrugada, alguien me despierta una hora antes de irme a trabajar. Borja está trasteando, preparando los atarecos para irse a la orilla con Florian.

Las lobas están muy activas y están dando satisfacción a sus perseguidores que obtienen bonitas capturas. Hay que acabar con ellas, las bailas llevan mucho tiempo desaparecidas y me temo que las lobas son responsables de esta calamidad junto al cambio climático.

Florian, otro experto en estas lides, obtiene una captura de medalla de oro, mientras Borja le sigue de cerca. Así se hace chicos, a por ellas.

Crónica de 19 de Agosto. La araña que viene

¡Cuanto tiempo transcurrido sin mostrar una crónica! y es que, nada había que contar. La pesca anda muy mal por estos lares del sur y desmoraliza al más paciente de los pescadores.

Hace un par de tardes, me hice a la orilla con mi gran amigo Marcus, las lobas andaban por allí y no eran pequeñas, no.
Por Maspalomas se había levantado una fuerte marejada que hacía imposible dar un solo lance, de modo que, nos fuimos directos a la punta del Inglés y aquí observamos como las lobas nadaban como tontas en la misma orilla. Nos metimos en agua y mi alegría solo duro un par de lances.
Como si me hubiese clavado un grueso cristal en la planta del pie, así de brutal fue, que me hizo saltar fuera del agua, la picadura de una araña, Trachinus Araneus.

Fue imposible continuar la jornada. Otro días será.