jueves, 30 de junio de 2011

Mi rincón favorito


Aprovecho que el alisio da una breve tregua y preparo los bártulos para pasar unas horitas junto a la marea.

Debido al emplazamiento del pesquero no tengo ni que madrugar. ¿Qué? ¿Como va ser eso?
Pues sí, todavía quedan sitios como estos en nuestra abarrotada y castigada isla a los que puedes acudir en horas más humanas.

Y esta vez tampoco iba a ser distinto.

"No hay moros en la costa". La cosa pintaba bien, por momentos al menos.
En los primeros lances mis expectativas se vieron mermadas ostensiblemente. Mucha alga suelta, demasiada. En cada lance alguna enganchada en los triples del minnow. No puede ser!
Aún así, quien se rinde tan rápido?

Obtengo la primera picada y tras un pequeño forcejeo asoma una bonita lubina.

Luego nada, una hora larga lanzando. Llega el primer visitante casi al medio día. La marea sigue bajando, tengo al fin la posibilidad de dar el salto a la arena y lanzar entre la ola con agua hasta la cintura. Esto es lo que mola, estar en primera línea, fundirte con el entorno y sentir el agüita salada que te empapa el cuerpo.
La segunda picada de la jornada no se hace esperar.

Allí, ya te lo dije. Allí se suelen mover, donde poca gente las supone. Las lubinas, bailas, los pejerrey y porqué no algunos otros pejes de la ictiología canaria.
El bicho al otro lado de la línea se defiende noblemente, algunos cabezazos, alguna carrerita pero al final se tiene que rendir.

Una negra cabezona lubina con cuerpo algo desproporcionado en cuanto su grande testa se deja varar no sin alguna dificultad.
Al amigo de enfrente se le dispara la alarma e intento ser lo más discreto posible.

Cambio la muestra por otra mas estilizada y de color natural.

Vaya, esta ha tardado lo que yo en lanzar y recoger. La prima pequeña de la otra. La agarro y la suelto sobre la marcha.

Por mucho que intento disimular, la acción no pasa desapercibida ante la mirada atenta del de la vara con plomo.

Ves, también están allí. Han tardado un poquito en salir pero están. Pensaba yo...
Ya no asomó ninguna, solo otra prima mayor de esa.

Me doy el último bañito, el sol aprieta y el cuerpo va cogiendo color. He disfrutado como un enano, recojo mis enseres, no sin antes liberar 2 de las lubinas que mantuve en un charco propicio, a la tercera, lo siento por ella, se le acabó su etapa.

No se crean que esto es pesca fácil, hay que currárselo. 4 pejes en 3 horas no es nada espectacular. ¿Pero que más da?

Lo que cuenta es pasárselo bien y disfrutar con lo poco que nos queda.
Respetar el entorno y preservar la naturaleza es el lema por el cual todos deberíamos guiarnos. El captura y suelta, como ya vienen diciendo algunos de los compañeros de pesca, tiene que convertirse en algo normal y habitual.

Y no me cuesta decirlo abiertamente. Hoy por hoy disfruto de igual manera cogiendo pejes que soltándolos.

A la primera que pueda volveré, tiene que quedar algún bichillo ahí, al menos los que liberé.
Marcus M.

miércoles, 29 de junio de 2011

Viejas estampas: El Pescador de morenas


Jo Morenita... Jo... repetía mi padre una y otra vez entre la piedras del marisco de Maspalomas, que habían quedado al descubierto en la bajamar de la luna llena o nueva. Por aquel entonces le gustaba mariscar y pescar en aquella zona riquísima de pulpos y morenas. Si no tenía mucho tiempo, echaba mano de su caña y de su carrete, lanzando lejos con bujías viejas que utilizaba en lugar de plomos, caros y difíciles de conseguir, pues no habían tiendas donde conseguirlos, salvo en la capital.

Sostenía con ambas manos un tubo corto de caña por el cual pasaba una "berguilla" que, asomando por el otro extremo, formaba un lazo en el cual enganchaba un trocito de choco.

Con aquel artilugio le veía inclinarse encima de alguna piedra, ofreciendo el cebo y canturreando "Jo morenita, Jo..." sortilegio mágico que hacía salir a la morena negra que entraba en aquel lazo estrangulador. Otras veces, se inclinaba metiendo una fija de hierro en la pequeña cueva y poco después le vería con un buen pulpo entre las manos; pánico me daban los tentáculos.

Yo, le seguía de cerca y despacito para no resbalar y caer encima de aquella dura alfombra de piedra, cogiendo "bulgaos" entre los charcos de agua, a una llamada suya trasponía hacía él que, paciente me esperaba con aquella especie serpentiforme entre sus manos. Una vez juntos me enseñaba la morena enroscada en si misma aun, sonriente la depositaba en un pequeño saco de tela y me decía: "no te caigas y coge los bulgaos más grandes", daba unos pasos, se detenía encima de otra piedra, "Jo Morenita... Jo..." repitiendo el mágico canto.

Ya el hombre tenía varias; esa noche habría fritura de morenas que degustaría acompañándolas de un par de vasos de ron. Al día siguiente la comida, morena frita y una semi paella con bulgaos, (yo, los odiaba).

sábado, 25 de junio de 2011

El Arte del Respeto

He leído en un blog, el post de un compañero que describe, la paz y la tranquilidad que siente en algún lugar de esta costa redonda. Un lugar que solo él conoce, disfruta, cuida y respeta.
Lejos de otros ojos que, como bien describe, no mirarían del mismo modo aquel rincón poniendo en peligro la intimidad con su compañera, su patria de paz pesquera.
Él... que acude casi de incógnito a hurtadillas al encuentro fiel y puntual, es un maestro en el Arte del Respeto al Medio.
Este arte, muy pocos la tienen y esa filosofía por desgracia, muy pocos la desarrollan y comparten. No me extraña su postura, subscribo cada linea de su manual, MPM. Solo que, por este sur, es harto difícil esconderse "Si me ven, que me vean yo, sigo con mi tarea" mientras si puedo escondo, camuflo y entierro como sea la pieza del día, si es que la logro.

Una explicación si me lo permiten de...
"CAPTURA Y SUELTA" no solo quiere decir eso mismo, tiene un significado mucho más amplio.
Significa respeto por la vida, por el entorno, por el compañero y por la naturaleza. Es decir generosidad, constancia, compromiso y dar ejemplo a los demás "pescadores".

martes, 21 de junio de 2011

Viejas estampas "El Paraíso perdido"

Néstor Alamo escribió esto para nuestra historia:
"Allá, abajo en el sur de Gran Canaria, dormida bajo el sol hay una playa"

En el año 1962, comenzó el declive en el sur de Gran Canaria. Es evidente que el paisaje ha cambiado radicalmente. La tierra madre que me pario, ha desaparecido y con ella sus hijos naturales, apartados y desheredados de aquel páramo llamado Playa del Inglés.

Nostalgia de...
Una playa... mi cuna, donde el arrorró me lo cantaban las olas y la arena rubia me protegía del frío.
Una playa... Mi reino, donde jugaba a las batallas con las olas y la espuma blanca.
Una playa... Mi refugio, las dunas, el Tarajal, el Junquillo y la amarga Aulaga.
Una playa... Mi campamento, noches de siroco y calima contra la brisa del fondo del mar.
Una Playa... Mi alma, moraba en ella y mi espíritu campaba libre.
Una Playa... Mi paraíso perdido, para siempre jamás, ¿donde está?


viernes, 17 de junio de 2011

Viejas estampas "El Chinchorro"


Releyendo el libro, "Maspalomas Antier" vi una vieja estampa, al verla, un recuerdo surge en mi memoria adulta trasladándome a un tiempo pasado.
Yo era un niño de siete u ocho años. En uno de aquellos veranos, cuyos días eran harto largos y llenos de actividad febril recuerdo que mi padre, me despertaba a las siete de la mañana, con esta frase: "ponte el bañador que nos vamos pá la playa".
Al llegar, una quincena de hombres ya estaban allí, con los hijos de Micaela, la barquera, que miraban como la falúa entraba en el mar tranquilo a golpe de remo.
Yo, mientras tanto, disfrutaba en el agua, margullando entre las olitas hasta que aquella falúa regresó a tierra.
Todos los hombres jalaban lentamente los cabos arrastrando el chinchorro, ayudándose de sus trallas, yo también ayudaba con mis manos, aportando mi esfuerzo minúsculo cual granito de arena ante aquellos gigantes barqueros. incluso algunos turistas también ayudaban con sus manos, eran los albores del boom turístico.
Ahora todos tiraban con más rapidez, aquel carrusel era divertido, significaba que ya el copo se acercaba lleno de peces, "Cierren, cierren" recuerdo que gritaba el patrón, las dos hileras de hombres se juntaron y corrían, arrastrando la red por la arena húmeda. Yo, sabía lo que estaba a punto de ocurrir, trataba de estar muy cerca del copo cuando asomase del agua, sería uno de los primeros en arrastrarlo hasta donde hiciese falta.
Cuando abrían las mallas cientos de pececitos saltaban, salpicando mi cara de arena mojada... unos estaban enredados y entre ellos había alguno grande, los hombres comenzaban a cogerlos y separarlos, yo también quería coger el pescado, pero una mano me agarró por el cuello y me sacó de aquel circulo de hombres mientras me decía: "ten cuidado, no metas las manos que te puede picar una araña" ¿que araña? yo no veo ninguna pensaba, pues no veía arañas por ninguna parte y me fui a margullar hasta que mi padre me llamase para volver a casa.


martes, 14 de junio de 2011

Momentum pescatoris est


Momentum pescatoris est.
La nueva edición de fotografías sobre Spinning en el álbum on line
http://cronicasdelaorilla.magix.net/album

Son nuestros mejores momentos, amamos este deporte y reivindicamos su filosofía.

Nocturna


Noche de casi luna llena, algo de calor y el agua con buena temperatura, las olas invitaban a lanzar los señuelos. La marea, alcanzaba ya la pleamar con un alto coeficiente, la actividad tenía que ser muy alta y Florian, que ya tenía experiencia en lides nocturnas abre la sesión, le sigo.
Tercer lance, entra una loba enmascarando su pelea con cabezazos, haciéndome creer, que se trataba de un pejerrey.
Recorrimos toda la playa, casi hasta la punta y vuelta sin más resultados que la loba solitaria.

sábado, 11 de junio de 2011

El novicio


¡Quien me lo iba a decir!
Le creía inmune a esto del spinning pero ha sido inoculado con este virus febril.
La primera jornada, el novicio asumía las explicaciones de su padrino de fuego.
Ya tenía mono antes de que llegara la segunda oportunidad, que se presento hoy.
Su comienzo fue un poco caótico enredándose el mismo en su inexperiencia. Su mentor, con paciencia, le ayudaba a salir de líos y cabos.
Mas tarde, tanto empeño tuvo su recompensa y así, el novicio, perdió su virginidad.

¡En hora buena Bernad!