La verdad es que andábamos de mal en peor. En los últimos días los jóvenes nos estaban dando pal pelo, con sus capturas casi a diario. Nuestra excusa de trabajo mañanero, en pleno agosto, justificaba nuestra ausencia de la orilla, pero no así. La tan ansiada tarde que por lo normal la tenemos libre, se nos antojaba a Marcus y a mí, como la oportunidad de reivindicarnos y así fue.
Dejándonos caer a lo zorro, sin previo aviso de ataque, como haría cualquier caballero de florete y saludo cortés, nos fuimos a la playa en pos de nuestras capturas, justificantes de nuestras reivindicaciones con las que acallaríamos al resto de la galería. He aquí, el muestrario de nuestro medallero lubinero.


Chicos, aquí estamos y estaremos, siempre.
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