
Hace un par de tardes, me hice a la orilla con mi gran amigo Marcus, las lobas andaban por allí y no eran pequeñas, no.
Por Maspalomas se había levantado una fuerte marejada que hacía imposible dar un solo lance, de modo que, nos fuimos directos a la punta del Inglés y aquí observamos como las lobas nadaban como tontas en la misma orilla. Nos metimos en agua y mi alegría solo duro un par de lances.
Como si me hubiese clavado un grueso cristal en la planta del pie, así de brutal fue, que me hizo saltar fuera del agua, la picadura de una araña, Trachinus Araneus.
Fue imposible continuar la jornada. Otro días será.
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