martes, 6 de diciembre de 2011

¡Que friiooo!


Lejos quedaba la última imagen de aquella baila capturada con un Bull Surface a principios del otoño. Un largo paréntesis en el que solo aparecía la lubina de jaula como protagonista de jornadas de boya y pienso, consiguiendo llenar el aforo de aquella playa con su presencia.

Desde entonces, nada había entrado a los señuelos, nadie obtenía capturas naturales en esta latitud. El mar estaba huérfano de bailas y pejerrey. Interrogaba a propios y extraños y obtenía el saldo negativo, en los días aciagos de toda la gente.

Hace varias semanas que sopla el Alisio, con más o menos intensidad. Con el Alisio viaja la baila, esa frase familiar me viene a la memoria y decido someterme al amanecer en la orilla del mar.

Que frío... las manos heladas, miro el digital 16º; el viento contribuye y la sensación térmica obliga a encofrarse un vadeador, gorro de lana y braga al cuello. Monto el equipo y encamino mi espíritu hacia la orilla.

Allí ya está un conocido, su murmullo delata que no está a gusto, tiene un nido de hilo que parte sin miramientos y lo tira sobre la arena, le dejo con su irresponsable acción. Avanzo unos cuantos metros más y aquí sumerjo y paseo al señuelo en al agua, a modo de rito para obtener la bendición de aun no sé que deidad antes de lanzarlo. Y el Aile Magnet vuela pese al viento, cobro el hilo y se produce el primer ataque de una hermosa baila que se entrega después de resistirse.

El conocido me ha visto... y se acerca a ver la novedad mañanera que ya tengo el el visor de la cámara. Ultimo los detalles de su captura y me vuelvo al agua sin prisas, el Aile ya está volando una vez más. El viento continúa haciendo que el hilo dibuje un arco. cuando el señuelo toca el agua su acción hace que el Aile nade con más naturalidad y a una simple vuelta de manivela el ataque de otra baila se produce. Es una baila un poco más pequeña que devuelvo a su medio.

El conocido tiene otro nido de pájaro, no tiene una buena mañana, vuelve a romper tirando el hilo otra vez sobre la arena pero, esta vez le increpo claro como el día. Me demuestra que es una de esas personas que poco o nada le importa el medio donde está y me alejo de él todo lo que puedo.



Y mejor fue así... porque lo que aconteció más tarde hacía tiempo que no se repetía. Esta fotografía de arriba y esta otra a continuación.


Ataques y más ataques, a cada uno de ellos una baila a cual más grande, a cual mejor calificar. Si la primera era hermosa la tercera resulto ser una buena tableta que me guarde. Estaba tan en mi salsa que no sabía si seguir o volverme para casa y opté por lo primero.

Pues entonces se sucedieron las capturas y las consiguientes sueltas. Las sueltas... alguna de ellas arranco el aplauso de una pareja de guiris que estaban ya dispuestos a tomar el sol. Con dos era suficiente y primaba divertirse como hacía tiempo en esta redonda no me tocaba. Lastima que cuando mejor estaba, más gente pasaba cerca de mi, pues la marea que subía dejaba poco margen de paso, por esto la última retratera de otra tableta de baila no fue cómoda.

3 comentarios:

  1. Me pongo en tu pellejo y disfruto de cada captura, las Punctatus son de lo mejorcito para divertirse. Al de los nidos le regalas un bolsillo para el pantalón.

    ResponderEliminar
  2. No sé en qué piensa la gente Abe. Bueno viejito!! por fin han aparecido por aquí. Ahora toca a tu orilla y creo que no tardaras mucho.

    Grazas Vitu. Esperamos continuar a racha.

    ResponderEliminar