viernes, 12 de marzo de 2010

De la nada a lo nuevo.

Mí afición a la pesca, generaba con frecuencia fotografías de las capturas o de los sitios donde habíamos estado y mis compañeros enviaban por correo más y más fotos, de modo que, los archivos crecían en volumen y contenido.
Ordenando estos archivos de fotografía, una de esas tardes aciagas, me di cuenta que les faltaba algo, no sabía que, pero intuía que era vital. Cada vez que ingresaba nuevas instantáneas en los archivos, me parecía que las metía en una prisión, condenadas a esconder su belleza y al objeto por el cual fueron creadas, como si fueran el fracaso de un experimento que debiera ser olvidado.

Un día, mientras repasaba un foro de pesca en Internet, vi unas imágenes que hablaban por si solas, eran hermosas fotografías... Eran libres, tenían vida y descubrí que era todo esto lo que les faltaba a las imágenes acumuladas en los archivos.

Para darles esa vida y libertad desde un punto de vista diferente, bastaba solo con un poco de imaginación, moldear la ventana desde donde pudieran ser visibles para nosotros pero, ¿como hacerlo?...

Así nació Crónicas de la Orilla, un sitio donde nuestras imágenes, desde la nada pasaron a un espacio nuevo y amplio, donde navegan libremente pero seguro. Todo un mundo nuevo se abrió, lleno de perspectivas, nuevos contactos con personas, qué tienen en común lo mismo que nosotros, el deporte, el senderismo, la pesca, la fotografía...
Ahora, ya no solo tenemos una web y un álbum, ahora tenemos también este espacio, como complemento, espero que lo disfrutes y que participes porque también es tuyo.



domingo, 7 de marzo de 2010

Con un poco de sorna y copiado

Ser Archivald Webber dejó su historia en el tiempo. Vivía en un mundo imaginario que describía en sus “Crónicas de la tierra Suajili”… la tierra de Ganga, la tierra del Baobab; en cuyos troncos, los jóvenes grababan a cuchillo su amor. Se podían ver dibujados corazones atravesados por flechas, incluso se podían leer sus inscripciones; Ganga y Oblongo; Ganga y Kalú; Ganga y Ser Archivald Webber.

Dejó de escribir aquellas crónicas porque el esposo de Ganga regreso a casa antes de lo previsto, por la escasez de rinocerontes.

Crónicas de la Orilla, pretende mantener una historia ordenada en el tiempo, nuestro tiempo que, dedicamos a nuestro deporte favorito, la pesca, la fotografía, viajar. Quiere ser el tronco donde queden grabados los avatares de jornadas llenas de bolos más que de aciertos.

Sin lugar a dudas la escasez de rinocerontes se traduce en la escasez de nuestras piezas predilectas, ya no habituales, si no largas y casi crónicas. Esto hace que migremos a ciertos lugares allende nuestras fronteras, regresando con las tarjetas de memoria rebosantes de imágenes digitales con las que alimentar nuestros blogs y webs.

Nuestro antiguo y arraigado deporte tiende a dislocarnos las articulaciones superiores de tanto lanzar jabalinas de madera y metal, a los pejes de esta redonda y cuando aciertan, todo nuestro cuerpo se estremece sobresaltado porque ya casi no reconoce la violencia cuando el animal da un trancón al señuelo.

Ser Archivald Webber, no dejaría de escribir sus crónicas, no cambiaría la sombra del Baobab ni la compañía de Ganga por la escasez de rinocerontes, por eso nos da el relevo, por eso escribimos nuestras crónicas, no tenemos Baobab pero si, a alguien mejor que, una Ganga a nuestro lado.