sábado, 17 de septiembre de 2011

Los primeros equipos II

Continúo comentando los primeros pasos en el Spinning.

No había lugar entre las dos playas donde no se pillaran algunas capturas.

Por lo general siempre acudíamos por las tardes, nunca se nos pasó por la cabeza que el amanecer era más efectivo. Al llegar solo teníamos que adentrarnos y caminar un trecho, no importaba si llegábamos a la misma punta buscando el sitio despejado de bañistas donde comenzar.

Una anécdota: En ocasiones después de estar largo rato en el mismo sitio lanzando, sin nadie en más de trescientos metros bañándose, aparecía el (...) me reservo el calificativo)) a darse su baño justo delante nuestro, por más señas y gestos que le hacíamos al señor o a la señora, le daba lo mismo al parecer, la playa solo era aquel trocito que ocupábamos.

Curioso era también y no es por nada que, por aquellos años siempre estábamos o acudíamos los mismos es decir, nosotros tres. Era evidente que el Spinning era todavía desconocido para muchos.






Algunas tardes aciagas.

El viento del sur-oeste, mar de fondo, luna llena o nueva, con mareas grandes, o mareas muertas que parecían una balsa de aceite.

Mi padre, la gente vieja que saben de la mar, siempre me decían que con luna nueva o llena, mareas grandes o tiempo del sur, el pescado no arrimaba que, eran mejor las cuartos crecientes o menguantes, las mareas pequeñas y que cuando la baila se deja ver en la ola no entra al choco porque está embobada; y es cierto que, particularmente me han cuadrado sus sentencias.