lunes, 26 de abril de 2010

Clásico


Uno de los significados de la palabra clásico en nuestro diccionario dice así: Adj. Que no se aparta de lo tradicional, de las reglas establecidas por la costumbre y el uso.

Una mañana, me deje llevar por impulso a uno de los litorales en lo que nunca estuve pescando, un lugar, que por la pinta que tiene desde la autovía, parece que te dice que, no es lugar para pescar, lleno de piedras, de ruidos un poco fuertes... no tiene esa belleza innata de otras playas, porque es ¡feo! o por lugares que te dicen, aquí hay pescado y luego resulta que te da gato por liebre, Perdón... perdón; ¡Cebas por enroque de señuelos!

Así que, me dejé caer por aquel lugar, monte mí equipo y elegí varios señuelos paseantes, es evidente que esta costa, esta defendida por majanos de piedras sumergidas, amenazantes para los señuelos a medias aguas. Estaba por amanecer aun y una brisa fresca corría por la playa, espabilando los músculos aun semidormidos. Caminé con cuidado hacia el agua, las piedras, llenas de limo, podían hacerte caer en cualquier momento y dar con el cuerpo sobre ellas con el consiguiente alarido de dolor, ¿se imaginan la situación?

Por fin, lanzo tan lejos como puedo para ganar agua, conforme voy lanzando, voy caminado por la costa, ya la corona del sol aparece en el horizonte y sustituyo el paseante por otro aun más oscuro, aquí el agua es cristalina y la marea está quieta, como una balsa de aceite, solo algunas olas llegan con fuerza a la orilla, dando la nota.
Largo rato ha pasado desde que comencé, me encontraba a mitad de aquella playa un poco desanimado, ya me dolían los tobillos, los golpes que recibían al resbalar sobre las piedras, restaba la voluntad de este pescador, de modo que salí del agua, me senté sobre el callao dispuesto a fumar, estaba en ello y miraba al mar, sosegado y ...¿quieto? algo salto fuera del agua produciendo un chapoteo que llamó mi atención, fue como una palmada en un auditorio, me levanté y fije la mirada en las ondas y al poco, a unos metros, un pez brillante y grande salta fuera del agua... ya presto regresaba a ella de nuevo, ¡narices de paseantes! pensé... popers ¿donde estáis? saqué cuatro o cinco de ellos, no sé por qué, monte uno pequeñín, cuando lo que saltaba fuera del agua requería uno grande, ¡que sea lo que Dios quiera, al ataque!

A mi parecer, el poper voló a más distancia de lo que pretendía, la recuperación rápida y escandalosa, sin resultados y otra vez vuela, y otra, y otra... otra vez comienzo a caminar y ¡pum! ataque, leve forcejeo se suelta... ¡ciao viejo, otra vez será! ¡que te crees tu eso!...

Insisto y con otro ataque me responden sin clavar, ¿van cuatro, van cinco? ya no lo sé, cambio el poper por otro aun más oscuro y de igual tamaño... lanzamiento, recogida rapidísima, casi salta fuera del agua el señuelo y ¡pumba! clavada, si señorrrr, esta vez si, ven con papi, ven... una hermosa lubina, robusta, carne toda ella. ¡Oiga, los tobillos ya no me duelen!... ya está en la orilla, veo que el poper viene a un lado de su boca, trato de no apurar, espero para que la ola me ayude a vararla, pero la ola, traidora seas, mil veces vuelvas a la orilla, (que volverá)... libera a la prieta loba y a mí, me deja sin habla... clásico.