sábado, 10 de abril de 2010

La fuga


Estaba que me subía por las paredes porque nunca llegaba esa fuga entrañable y amiga, que te permite encontrarte a la orilla del mar o en cualquiera de las bandas de estribor o de babor, dando unos lances. Fugas tan buscadas y esperadas que no terminaba de realizar porque, en el devenir del día los sagrados guardianes de la prisión, trabajo y familia, impedían la fuga.
Desesperado encontré un hueco entre los dos y escapé... escapé a mi ansiada playa, allí encontré a dos viejos camaradas que andaban cual vagabundos lanzando sus jabalinas de metal en busca de pejes. La charla amena surgió espontánea después de largo tiempo sin vernos y así, iniciamos el recorrido por toda la playa, cruzando charcos profundos para llegar a la zona de lance. El ataque de una loba al señuelo de Juan, fue una quimera, poco más tarde ya casi las nueve de la noche, el trompetín del tiempo sonó, retirada a los cuarteles del sueño.
Llegaban a mis oídos llenos de acuferos sonidos, noticias de grandes pajareras en la playa de Maspalomas, ¡kamikazes a pie de playa! y decidí que al día siguiente me fugaría de nuevo, hice los preparativos necesarios incorporando a la caja, varios poppers y señuelos metálicos; Seleccioné una RC SPIN 330 de acción 20-80; preparé el Stradic 4000 FA, al cual cambié la bobina con un hilo lo suficientemente fino buscando lances largos.

Llegue a la playa, el espectáculo era tremendo, no más de un centenar de golondrinas estaban haciendo picados sobre una gran laguna, en algunos puntos, esta tenía tres o cuatro metros de profundidad en otros menos. Armé el equipo y cruce uno de los charcos para llegar a la orilla, que está a unos cincuenta metros, el agua a la cintura unos metros más y el agua, esta ya casi en el pecho, por fin llego y empiezo el bombardeo con poppers, poco a poco me acerco a los kamikazes, parece que nos les gusta mi presencia, empiezan a graznar quejandose y se alejan, les sigo con la mirada y me encuentro con otra gran escuadrilla que parece estar descansando posada sobre las piedras. No hay pejes en esta zona, nos hay ataques en superficie ni espantadas de peces sobre la misma. La marea ya hace rato viene subiendo y decido volver a cruzar la gran laguna, otro remojon, monto un pequeño vinilo, mas tarde un Aile Metal de nueve, no hay ataques, los pajaros ahora son más numerosos, la otra escuadrilla se ha incorporado al ataque, hay una lluvia de misiles volantes cayendo al agua, monto un pequeño popper, un ratito depués un ataque ¡por fin! me animo, otro ataque y más tarde otro, me parecen bailas pequeñas, esto ya es desesperante pero comprensible, ya suena el trompetín, tocando a retirada y una vez más devuelta a casa, sin novedad, mi hijo me pregunta ¿cogiste algo? y le enseño la bolsa llena... llena de ropa mojada por cruzar charcos, me dice de todo menos bonito, el gusto es mio, la fuga me supo a gloria.